¿Escenas sexuales en el románico?:
teorías como respuesta.
Mucho se ha escrito en los últimos tiempos sobre un tema que nos provoca innumerables preguntas. ¿Qué hacen todas esas escenas eróticas decorando nuestras iglesias románicas?. En esta entrada hemos recopilado las diferentes teorías que buscan dar respuesta a esa pregunta que todos nos hemos formulado al contemplar dichas imágenes.
Las imágenes eróticas como representación del pecado: La teoría de que estaríamos ante un catálogo de pecados ha sido durante mucho tiempo la única considerada valida. Un repertorio de imágenes didácticas con un carácter doctrinal, no debemos olvidar que las iglesias románicas eran auténticas biblias en piedras, donde los creyentes observaban sus recompensas por su buen comportamiento o sus castigos por sus pecados. Jesús Herrero Marcos considera que “las representaciones de apariencia obscena esculpidas en el edificio, no responden a otros motivos que no sean éste de aleccionar al pueblo con respecto a sus obligaciones de tipo moral y religioso”.
La iconografía sexual para aumentar la población: Una de las interpretaciones que va ganando adeptos es aquella que nos dice que estas representaciones respondían a una campaña por parte de los eclesiásticos para incitar al pueblo a la procreación, dada la necesidad de brazos para la guerra y el trabajo en el campo. Esta teoría es defendida por Ángel del Olmo que considera que la imagen de la mujer que vemos en estas representaciones induce a la procreación. Por su parte, Nuño González no considera acertada esta teoría primero, porque como bien dice, “el problema no es que hubiera pocos nacimientos, sino que había demasiadas muertes de niños” y segundo, porque los eclesiásticos trataban de que la castidad fuera una de las señas de identidad del matrimonio, además de marcar los días en los que se podían tener relaciones sexuales.
Temática erótica propiciada por las clases altas: Algunos estudiosos consideran que las clases altas, promotoras de los templos, eran las que mandaban la colocación de este tipo de iconografía. Esta teoría se apoya en el hecho de que los canteros trabajaban para el clero y los nobles los cuales marcaban la temática a esculpir. De esta manera se destierra la idea, mucho tiempo vigente, de que los canteros esculpían las escenas libremente y que las imágenes sexuales eran obra de artistas bastante “picarones”.
Las escenas sexuales como muestrario de lo cotidiano: La sociedad medieval tenía una mentalidad muy diferente a la nuestra; como nos plantea Jaime Nuño “cabe preguntarse si no es posible que la sexualidad fuera aceptada por el hombre románico de una manera muchos mas sencilla y cotidiana de lo que nosotros creemos y que estas escenas fueran para ellos, algo mucho más natural”. El sexo en la Edad Media era algo habitual, las viviendas eran de una sola habitación por lo que el concepto de “intimidad” que nosotros tenemos no existía.
Una de las teorías más impactantes sobre la iconografía sexual en los templos románicos es la que desarrollada Claudio Lange. Claudio Lange, doctor en ciencia de la religión, dice que esta iconografía sexual respondía a una campaña cristiana contra su enemigo más acérrimo, el musulmán. En su estudio Lange observó que siempre había motivos que se repetían, incluso en iglesias muy separadas las unas de las otras, su opinión es que la iglesia buscaba atacar al Islam y apoyar la cruzada contra el infiel. Por ejemplo, para este autor la figura del “acróbata” o “contorsionista”: “no es un problema interior de la comunidad cristiana, sino que es el retrato de un extraño, un epiléptico en pleno ataque. Esto es lo que afirmaban los cristianos del profeta Mahoma: éste nunca fue para ellos un profeta, sino que un simple epiléptico”.
Canecillo en la colegiata de San Pedro de Cervatos (Cantabria).
Las representaciones eróticas como resultado de las influencias paganas. Esta es la teoría de la que hablaremos hoy. La iconografía sexual ha sido una constante a lo largo de la historia; si nos remontamos a la Prehistoria, nos encontramos con las famosas “Venus”, un canto a la fertilidad; una de las primeras representaciones de la diosa está fechada en torno al 23000 a.C., más tardía es la “Venus de Willendorf” (21000 a.C.), pero menos conocido es la representación de un coito tallado en piedra caliza fechada en el 11000 a.C., una muestra de la importancia del sexo como generador de vida. En Egipto llama la atención el Papiro de Turín, donde se recogen todo tipo de posturas sexuales. En el mundo clásico el sexo sigue siendo muy representado, encontramos imágenes sexuales en cerámica, pintura, en amuletos, un reflejo de la normalidad con la que se trata como origen de la vida y fuente del placer.
Si la sexualidad ha sido algo plasmado constantemente por nuestros antepasados a lo largo de la historia y considerado símbolo de vida, la pregunta sería: “¿Por qué nos llama tanto la atención su representación en los templos románicos?
Cerramos el ciclo exponiendo nuestra teoría acerca de estas representaciones.
Nosotros consideramos la teoría de que las escenas eróticas son un muestrario de la vida cotidiana del hombre románico la más acertada; muchas de las interpretaciones anteriores fueron formuladas en una época en la que el sexo todavía era considerado un tabú, y siempre se creaban desde el punto de vista del pensamiento actual. Un ejemplo lo tenemos en la descripción que Serrano Fatigati hace en 1898 de estas escenas, se muestra horrorizado y dice que están compuestas de “detalles que no son para ser descritos” , una prueba del recelo que se tenía a la visión publica de estas imágenes y que demuestra que solo cuando hemos empezado a pensar sin los prejuicios de nuestra era y más pensando en la época en la que se crearon estas representaciones se han formulado interpretaciones más validas.
Es más que probable que el hombre del románico concibiera la sexualidad con gran naturalidad, el hecho de la proliferación constantes de sermones, doctrinales y penitenciales que tratan de controlarlo sería una prueba de ello, no debemos olvidar que estos documentos provenían de la iglesia que trataba de aplicar sus propias directrices a la sociedad, aunque ni ellos mismos eran capaces de seguir las pautas de comportamiento