Entrevista a Sira Gadea creadora de «Viajar con el arte».
Entrevistamos a Sira Gadea creadora del «Viajar con el arte», uso de los blogs más seguidos donde nos acerca el arte de una forma diferente, a través de sus artículos podemos descubrir el maravilloso mundo artístico que nos rodea. Sira ha respondido a las preguntas de «La Huella Románica».
La Huella Románica: Cómo surge la idea de crear un blog como “Viajar con el Arte”?
Sira: Llevaba algún tiempo pensándolo pero no terminaba de lanzarme porque no encontraba un motivo para “otro blog más de arte”, de los que ya había infinitos. Pero tras un intenso viaje a Venecia, una de las ciudades más turísticas del mundo, y donde, paradójicamente, pude comprobar que había muchísimos monumentos que pasaban completamente desapercibidos, me atrajo la idea de empezar a mostrar, precisamente, esos lugares espectaculares, bellísimos, que a mí me emocionaban tanto y que, incomprensiblemente, apenas nadie visitaba, mientras que otros, los más conocidos, los que salen en todas las fotografías, los que generan noticias, de los que se habla constantemente, estaban abarrotados.
Pensé que podría dar a conocerlos como remansos de paz entre la vorágine, dar alternativas exactamente igual de impresionantes para aquellos viajeros que tuvieran más tiempo y curiosidad y quisieran ir un poco “más allá” de lo conocido por todos. Ese fue el punto de partida; pero con el tiempo, después de tres años de aventura, los objetivos se han ido ampliando y, en cierta medida, modificando, pues me he dado cuenta de que a las personas, en general, parece que nos gusta más reconocer que conocer en sí, de ahí que también dedique artículos a monumentos muy populares esperando que, de todas las maneras, quien los lea, los redescubra y encuentre nuevos alicientes para visitarlos otra vez.
La Huella Románica: ¿Qué buscas con “Viajar con el Arte”?
Sira: Manejándome por la red para buscar qué visitar antes de realizar algún viaje, me había percatado de que este mundo global estaba plagado de información sobre muchos lugares pero que, la mayoría de las veces, eran tantos los errores que se iban repitiendo incansablemente en distintas páginas, muy probablemente porque unas se copiaban a otras, que más que informar, desinformaban, confundiendo estilos, monarcas, fechas, conceptos… de una forma preocupante, porque de tanto repetirlos, llegan a convertirse en “lugares comunes” que la gente termina considerando veraces aunque no lo sean. Tampoco me gustaba el que se magnificaran determinadas anécdotas archirrepetidas sobre los monumentos, muchas veces también erróneas, pensando en que así el arte podía resultar más atractivo.
Yo tengo tan claro que el arte es tan excepcional por sí mismo, que no necesita de aditamentos, que no requiere salsas, que emociona ya de por sí, que eso es lo que intento plasmar en cada uno de mis post, explicar los monumentos con todo el rigor histórico-artístico del que soy capaz, en un lenguaje cuidado pero asequible y dando mucha importancia a la historia del mismo y a la época en la que surge, de ahí las largas introducciones para después pasar a la descripción en sí.
Me gustaría poder hacer ver que el arte por el arte no tiene nada de aburrido sino todo lo contrario, que cada monumento es singular y maravilloso, que es fruto de unas ideas concretas y que si éstas cambian, también cambia el arte, que es, precisamente, la plasmación de todas las inquietudes que van teniendo las gentes de cada época, que a través del arte se puede conocer más y mejor al ser humano. Las obras de arte son manifestaciones que nos han dejado nuestros antepasados, sus huellas, y es fundamental respetarlas para respetarnos a nosotros mismos. Cuanto más se sabe, más se admira y más se protege el patrimonio cultural, el legado más importante que tenemos; hay que aprender a conocerlo para amarlo y para respetarlo.
Desgrano cada monumento hasta llegar a sus más recónditos rincones reflejando tanto su arquitectura como su amueblamiento, pues ambas son indisolubles y nos explican la historia del edificio, demostrando que el arte está vivo y se va adaptando a los nuevos tiempos con modificaciones y reconstrucciones que hablan de las inquietudes de cada época. Pero siempre tengo en cuenta que lo que cuento entre dentro de la visita habitual que pueda hacer cualquier persona que se acerque a él. Me encanta que me digan que después de haber leído un artículo ya están programando una visita a ese monumento, que se les han despertado las ganas de verlo, de conocerlo con ese detalle. También me hace especial ilusión cuando me dicen que se creían que lo conocían porque lo habían visitado varias veces pero que se han dado cuenta, tras leer el artículo, de que no lo conocían tan bien y que van a volver.
La Huella Románica: Cuéntanos, ¿cómo te documentas para cada una de tus entradas?
Sira: Lo primero y principal es un largo y reposado paseo, así me gusta llamarlo, a cada uno de los monumentos sobre los que después voy a escribir y en el que realizo infinidad de fotografías generales y de detalles que después son las que me sirven para ilustrar el texto. Todos los artículos, ya más de ciento setenta, parten de esa premisa. Tengo que visitar personalmente el monumento y poderlo fotografíar. Y si, lamentablemente, como muchas más veces de las que me gustaría, no puedo hacer mis propias fotografías, opto por no realizar el artículo. Es mi texto pero también me gusta que sean mis ojos los que enseñen tanta belleza.
Ya de vuelta, comienzo a buscar información. Dada mi deformación investigadora, esa que muchas veces no deja “cortar el hilo” para empezar a sacar conclusiones porque siempre se piensa que puede existir un documento más que explique mejor un hecho, supe desde el principio que el blog no sería operativo si empezaba a documentarme en bibliotecas, que tenía que ponerme un tope. Decidí que todo lo que no estuviera en la red o en algún libro a mano, sin tenerme que desplazar de casa, y en eso he sido radical, sencillamente no existía, porque sé que entonces nunca terminaría ningún artículo y un blog tiene que tener una periodicidad para poder interesar a sus lectores. Se ha dado el caso de tener que abandonar alguna publicación porque la información localizada de esa manera no me ha resultado suficiente o me ha generado muchas dudas sobre su veracidad y no he tenido forma de contrastarla.
De todos modos, cada vez son más los artículos de investigación que están en red y cada día me asombro de los estupendos estudios que me encuentro y que tanto me sirven para elaborar los post. Por supuesto, también consulto páginas web, blogs, la denostada Wikipedia, muchas veces tan injustamente tratada… Todo lo que me sirva para poder elaborar el artículo es bienvenido y, por supuesto, citado al final, y la consulta de variadas fuentes es lo que me permite contrastar muchos datos y darme cuenta de cuántos errores se van repitiendo de un lugar a otro.
La Huella Románica: En tu blog defines el término “stendhalazo”, ¿en qué lugar tuviste tu primer stendhalazo?
Sira: El término tiene una simpática historia relacionada con las redes sociales, pues surge en un grupo de Facebook que se llama “Sindrome de Stendhal” de la mano de una de sus componentes después de un viaje, creo recordar que a Viena, y que nos gustó tanto y nos pareció que definía tan bien la emoción que puede sentirse ante la contemplación de determinadas obras de arte, que empezamos a utilizarlo habitualmente en nuestras conversaciones, no como sinónimo de la acepción del síndrome en sí sino como una forma más “ligera”, por así decirlo, placentera de todo punto.
Me resulta difícil llegar a saber cuándo tuve mi primer “stendhalazo”. El arte me ha emocionado desde muy pequeña y he tenido la suerte de que mis padres fueran, sobre todo mi padre, un curioso impertinente de libro, esa persona que siempre quiere verlo todo de todo lugar que visita, que hace kilómetros y kilómetros para recrearse igual ante una pequeña ermita que ante un enorme complejo monástico. Tiene setenta y siete años y sigue igual. Nuestras vacaciones en mi infancia eran maratonianas, todas las tardes visitando nuevos lugares en torno al apartamento en el que pasábamos el verano, casi nunca repitiendo zona. Así, recuerdo muchos impactantes descubrimientos, como el Acueducto de Segovia, la fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago, el monasterio de Santa María de Huerta en Soria, el de Poblet en Tarragona o el Teatro Romano de Mérida, y podría seguir y seguir. Sin embargo, quizá, la primera vez que de verdad sentí un stendhalazo en toda regla, con esa sensación en la que no sabes si reír o llorar, en la que sientes necesidad de sentarte en el mismo suelo porque parece que tus piernas no te van a sostener, creo que fue al entrar en la iglesia cisterciense del monasterio de Alcobaça, en Portugal, y encontrarme con aquella inmensa nave, con aquel bosque de grandes pilares que parecía que no tener fin y que tocaba el cielo con sus cubiertas. Tendría unos trece o catorce años, no recuerdo bien.
La Huella Románica: El románico tiene un hueco importante en tu blog, ¿Qué es lo que más te atrae de este arte?
Sira: Viendo los ejemplos que he puesto en cuanto a las obras de arte que más recuerdo de mi infancia, queda claro mi especial relación, desde pequeña, con la arquitectura. Y en este sentido, el románico me ha regalado emociones absolutamente excepcionales. Tiene la habilidad de mostrar muy fácilmente las líneas estructurales de los edificios, su limpieza, su sencillez, sus juegos de volúmenes, realizada en magníficos sillares de piedra que hablan del deseo de perdurabilidad, y sin olvidar esa plástica tan expresiva como ingenua que muestra su escultura que, por otro lado, suele ir indisolublemente unida a la arquitectura en forma de relieve. La pintura también es muy impactante, más que nada porque aunque casi todas las iglesias la tuvieran, al haberse perdido en la mayoría de ellas, lo que se conserva resulta excepcional.
El románico nos está hablando de las gentes que lo construyeron y utilizaron, un tiempo de grandes cambios y de recuperación del clasicismo, aunque una recuperación tamizada por el cristianismo, de largos viajes de peregrinación que traen nuevas ideas desde muy lejos, de sustitución del rito mozárabe por el romano dando lugar a una arquitectura y una plástica diferentes que buscan adecuarse a esos nuevos tiempos pero que en cada lugar tampoco olvidan lo conocido y mezclan lo viejo y lo nuevo magistralmente con la intención de llegar a la gente, de hacerse entender, de convencer, en una labor propagandística que, por otro lado, es intrínseca al arte en general.
Como toda manifestación artística, el románico me interesa por su estética pero quizá más por toda la información sobre la “revolución” religiosa que lo hizo posible, sobre el cambio de gustos, el cambio de costumbres… que es capaz de mostrarnos. Otra característica del románico que me gusta muchísimo es que podemos verlo tanto en una pequeña ermita perdida en medio de un paisaje inigualable, como en un monumental complejo monástico o en una catedral, una prueba más de la hegemonía que ejerció allí donde se extendió, afectando a todos los ámbitos, tanto los rurales como los incipientes urbanos, marcando el inicio de un largo periodo de la historia occidental en el que el poder de la Iglesia de Roma se convirtió en absoluto.
La Huella Románica: ¿En qué redes podemos seguir admirando tu trabajo?.
Sira: Además del blog Viajar con el Arte, http://viajarconelarte.blogspot.com.es/
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Desde “La Huella Románica” queremos dar las gracias Sira Gadea por su gran labor para mostrar todo nuestro patrimonio y por permitirnos a través de su blog viajar y contemplar como si estuvieras allí mismo cada uno de los monumentos que analiza. Eternamente agradecidos.