El Románico del Antiguo Reino de León por Abel Lobato
Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de León en la promoción 2005-2010 y Premio Extraordinario Fin de Carrera 2011.
Su formación se ha continuado con la realización del Máster Universitario en Estudios Avanzados de Historia Moderna “Monarquía de España Ss. XVII-XVIII” de la Universidad de Cantabria. (Curso 2011-2012). Con posterioridad ha sido becario de la Fundación Villalar (abril-diciembre de 2013) y ha obtenido el Premio Mariano Rodríguez (2014) al mejor trabajo de investigación en la rama de Ciencias Sociales y Humanidades por la obra titulada: «Arte, cultura y poder episcopal: el legado del obispo asturicense Francisco Javier Sánchez Cabezón (1684-1767)», dotado con 3.000 euros.
Actualmente está matriculado en el Doctorado “HISTORIA DEL ARTE” de la Universidad de León y es becario FPU por el Ministerio de Educación, donde desarrolla su tesis doctoral, centrada en el estudio de los obispos palentinos de los siglos XVII y XVIII y su labor como patrocinadores del arte y la cultura. Asimismo es miembro del Instituto LOU de Humanismo y Tradición Clásica de la Universidad de León y cuenta con varias publicaciones en varias revistas o formando parte de varios libros.
Por último, ha presentado varias comunicaciones o ponencias en diversos congresos como el II Encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia Moderna: Líneas recientes de investigación en Historia Moderna, organizado por la Fundación Española de Historia Moderna, la Universidad Rey Juan Carlos y el Instituto Universitario “La Corte en Europa” de la UAM (1-2 de julio de 2013), el Misericordia International Conference “Choir Stalls in architecture and architecture in choir stalls”, Universidad de Cantabria, Universidad de León y Universidad de Oviedo (29 de mayo – 1 de junio de 2014), o la XII Reunión Científica Internacional de Humanistas Españoles, ( 25 y 26 de septiembre de 2014).
INTRODUCCIÓN AL TEMA QUE VOY A EXPONER MES A MES EN LA HUELLA ROMÁNICA:
Las actuales provincias de León, Zamora y Salamanca, lugares históricamente vinculados al viejo e importante Reino de León, conservan un notable conjunto de restos románicos que merece la pena conocer. Algunos son grandes hitos de este estilo artístico (catedrales de Salamanca y Zamora, o las Colegiatas de Toro y San Isidoro de León), pero en otros casos, se trata de pequeños ejemplos rurales o restos incardinados en fábricas más modernas no muy conocidos por el gran público. Nuestra intención será por tanto, mes a mes, ir sacando del anonimato a este “otro Románico” de un espacio geográfico e histórico que tanta importancia tuvo durante los siglos del Románico.
IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA DE TURIENZO DE LOS CABALLEROS (León) fines XII
En pleno corazón de la comarca de la Maragatería (antigua Somoza), se emplaza este recoleto pueblo que apenas alcanza la decena de habitantes en invierno. En torno a un gran espacio verde de nogales y regueras se sitúa el caserío, a cuyo extremo oriental se alza el “Torreón de los Osorio” y en el occidental, la iglesia parroquial, encaramada a un suave promontorio conocido como “La Chana”.
Ésta, cuyos orígenes se remontan a los siglos IX o X (se conservan empotrados en sus muros varios restos de vanos y elementos decorativos de ese período), estuvo vinculada hasta finales del siglo XVI al importante monasterio de San Pedro de Montes y más tarde a la orden de Malta.
Cuando nos aproximamos, nos llamarán la atención dos elementos: el empedrado que cubre todo el sagrado, y la escalera volada de acceso a la espadaña, realizados durante el siglo XVIII.
La ruina experimentada por el primitivo edificio románico durante el siglo XVI y los sucesivos añadidos confieren a esta iglesia de dos naves un aspecto muy ecléctico, pero si nos fijamos bien, el tono rojizo de la arenisca pizarrosa y el excelente trabajo de los canteros románicos nos permiten distinguir lo construido a finales del siglo XII del resto de la fábrica. Se trata del muro del primer tramo de la nave sur, en el que se aprecian restos de la primitiva portada protegida por un tejaroz y canes muy deteriorados.
Sin duda, el elemento más atractivo de este edificio es la parte superior de este tramo, en el que se abren sendas saeteras a modo de tímpanos con columnillas de capiteles decoradas una, con elementos vegetales y la otra, con un relieve de delicadísima factura que representa a San Miguel alanceando al dragón. También se conserva en este tramo la cornisa original que se orna con un rico conjunto de motivos de tipo vegetal y geométrico y cruces ciegas. Por último, empotrada en el muro cercano a la puerta existe la interesante inscripción funeraria de Orvildo, una mujer que falleció en el año 1196.
Fotografías: Vivaleón, Alberto Totxo y Ray Escámez Rivero.
IGLESIA DE SAN JUAN DE TURRA DE ALBA (SALAMANCA).
Aprovechando que durante el ya próximo 2015 la archiconocida exposición de Las Edades del Hombre va a fijar una de sus sedes en la villa de Alba de Tormes, he querido dedicar este segundo capítulo en una de las muchas iglesias románicas de ladrillo que existen en la Tierra de Alba, pues no hay que olvidar que esta comarca charra engloba la concentración más grande de edificios de este estilo de toda la provincia. Por ello, aconsejo a quienes tengan intención de visitar tan magna exposición artística que no duden en pernoctar en la propia Alba o en alguna de las localidades cercanas para poder llevar a cabo alguna de las varias rutas que le permitirán conocer un gran número de pequeñas iglesias rurales de los siglos XII y XIII que son una verdadera delicia.
Turra es un pueblecito enclavado a unos 13 km. de la cabecera comarcal y en el que están empadronados tan solo 19 habitantes. Al final de la Calle San Benito, y rodeado de verde vegetación, se emplaza su coqueto templo. El elemento más interesante -y el único original que ha sobrevivido de la primitiva iglesia- es el ábside, que consta de un pequeño zócalo corrido de ladrillo, tres cuerpos – sencillos los inferiores y doblados el resto- decorados con tres arcos ciegos de medio punto que van aumentando de tamaño en altura y una cornisa de ladrillos cortados a nacela. La iluminación interior se lleva a cabo mediante la apertura de tres saeteras en el cuerpo intermedio. Por su parte, el cuerpo correspondiente al presbiterio cuenta con arcos ya algo apuntados, lo cual denota la posible cronología de esta construcción en torno a mediados del siglo XIII. El uso del ladrillo fue muy común en toda esta zona, al igual que en la vecina Moraña abulense o la Tierra de Campos debido a la escasez de piedra en las proximidades, la más que posible intervención de maestros mudéjares y la facilidad y poca carestía de los materiales.
El resto del edificio (cuerpo de la iglesia, portada y espadaña), corresponden a un estilo y cronología posteriores, pero en conjunto, el templo goza de una belleza y sintonía arquitectónica sorprendente. Ya en el interior, la cabecera también se divide en dos tramos separados por pilastras, mientras que el ábside se cubre con bóveda de cuarto de esfera, mientras que el otro cuerpo lo hace con una de cañón apuntado.
Fotografías: Fedesa S.L., Roberto Jiménez y Álvaro Martín.